Historia
El origen
de esta técnica se remonta a finales de los años cincuenta y su implantación
definitiva se produce durante la década de los sesenta. El desarrollo de este
método se debe al trabajo de J. W. Forrester del Instituto Tecnológico de
Massachussets, el cual por primera vez utilizó técnicas pertenecientes a las
disciplinas de ingeniería automática
para el estudio de procesos sociales y económicos. Forrester construyó un
puente entre los métodos empleados por los ingenieros en problemas tecnológicos
y los métodos específicos de estudio de
sistemas sociales. Al
igual que ocurre
en la automática, la búsqueda
de los lazos de realimentación que operan dentro de un sistema
y la forma en que estos determinan el comportamiento dinámico del mismo
constituye la piedra angular sobre la que descansa la Dinámica de Sistemas.
¿Qué es la Modelación Dinámica de Sistemas?
En los ámbitos en los que la Dinámica de
Sistemas intenta construir modelos de funcionamiento no suele haber leyes de comportamiento perfectamente establecidas. Los sistemas objeto de su estudio no están
descritos por leyes matemáticas de carácter cuantitativo preciso y aceptadas
unánimemente por la comunidad científica. En estos sistemas sí que hay
expertos que conocen bien aquello con lo que trabajan, pero no siempre hay unanimidad de criterio entre
los propios expertos. Es de notar,
por otra parte, que el reino de las matemáticas es tremendamente limitado
dentro del espectro total del conocimiento. De hecho, la matemática sólo aparece en todo su esplendor
dentro de las regiones más profundas de la física teórica.
No obstante,
para que la Dinámica de Sistemas decida ocuparse de un problema, se requiere que, aun cuando no
se conozcan leyes precisas que lo describan, los elementos que integran el
sistema problemático posean atributos cuantificables y puedan llegar a ser
establecidas relaciones funcionales de naturaleza cuantitativa entre dichos
atributos. Así, con esta técnica, se han realizado aportaciones de interés en
terrenos tan diversos como biología, economía, gestión empresarial, urbanismo,
psicología y muchos otros.
Un modelo
terminado supone un
conocimiento que previamente
no existía. Supone el descubrimiento de una especie
de teoría de funcionamiento del sistema en estudio. Por lo tanto, la Dinámica de Sistemas es, antes que nada, un método de construcción de modelos. Una vez construido el modelo,
no se estará interesado en una respuesta cuantitativa precisa. La búsqueda de
valores precisos de las variables no sería consistente ni con la realidad de los sistemas con los que habitualmente se
trabaja ni con la filosofía general subyacente en la construcción del
modelo. La información
que se busca
es más bien
de tipo cualitativo
tal como tendencias al
crecimiento o decrecimiento, al
equilibrio o la
fluctuación y, especialmente, si
cabe esperar y de qué pueden depender modificaciones radicales de estas
tendencias.
Un modelo
de Dinámica de Sistemas se construye para arrojar
alguna luz sobre los motivos de un comportamiento anómalo o simplemente, no
siendo anómalo, sobre el que desearíamos actuar
o comprender. O dicho en otras palabras, debemos extender
nuestro consenso no solo a las hipótesis introducidas sino también a la
suficiencia de las mismas, teniendo presente que necesariamente infinidad de
posibles implicaciones deberán quedar fuera de nuestro modelo. Este es uno de
los trabajos más delicados que debe realizar el modelador y significa que debe abordarse
con gran tiento la tarea de definir
el propósito del modelo y la
frontera del mismo. A menudo se critican modelos porque no pueden dar cuenta de
aspectos para los que no fueron construidos. No estará de más insistir
en que no se puede evaluar un modelo más que con referencia
al propósito para el que ha sido
construido. No podemos simplemente en abstracto decir que un modelo es bueno o
es malo. La tarea más importante del modelador es definir con precisión el
problema que pretende ser abordado por el modelo. En palabras de Forrester:
"
La habilidad de la persona que
decide usar un modelo se manifiesta inmediatamente. Su primera decisión es
hacer preguntas pertinentes que tengan respuestas de interés. Las preguntas
triviales no pueden menos que conducir a respuestas triviales. Las preguntas
que son demasiado generales no sirven
para centrar el problema. Las preguntas que son demasiado restrictivas pueden
confinar la investigación en regiones que no contienen ninguna respuesta. Las
preguntas que son imposibles de contestar solo pueden conducir a desencanto".
Bibliografía:
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